Pasteles marroquís



Son un dulce tradicional en Marruecos que se vende por todo el país y se prepara en cada casa para celebraciones y ocasiones especiales. Por su forma curvada y particular  se les conoce como Cuernos de gacela.












Ingredientes:




Para la masa


- 130 gr de harina fina de repostería
- 1 clara de huevo + 1 huevo batido para pintar los pastelitos
- 30 gr de mantequilla
- Zumo de una naranja
- 2 cucharadas de agua de azahar
- 1 cucharada sopera de azúcar
- ½ cucharadita de sal




Para el relleno


- 300 gr de harina de almendra
- 300 gr de azúcar
- Ralladura de 1 naranja 
- Ralladura de 1 limón
- 1 vaso de agua (200 ml)
- 2 yemas de huevo
- 2 cucharadas de agua de azahar




Preparación




Ponemos la harina tamizada junto con la sal y el azúcar en un bol y vamos añadiendo la clara de huevo y la mantequilla derretida pero no muy caliente (bastará con meterla unos segundos en el microondas). 

Agregamos el agua de azahar y vamos poniendo poco a poco zumo de naranja natural hasta que resulte una mas lisa y moldeable. Hay que dejar reposar esta masa una media hora en un lugar fresco y seco.

Mientas tanto vamos preparando el relleno y vamos precalentando el horno a 200º C.

Para el relleno, mezclamos las almendras molidas con el azúcar, las yemas, el agua de azahar y las ralladuras de limón y naranja. Tiene que resultar una pasta moldeable pero no demasiado compacta. Ve añadiendo agua hasta conseguir ese punto.

Con las manos engrasadas con un poco de aceite de girasol, vamos haciendo bolitas con la primera masa que preparamos y las vamos estirando con un rodillo.

 En el centro ponemos un poco de pasta de almendras y cerramos bien los bordes como cuando hacemos empanadillas.

Para darles forma, hacemos como unas pequeñas y finas ‘medias lunas’ y curvamos los bordes hacia dentro.

Vamos colocando los cuernos de gacela en una bandeja de horno sobre papel de hornear ligeramente engrasado con aceite de girasol. Pincelamos con el huevo batido.

Vamos a hornear unos 20 minutos hasta que vemos que están ligeramente dorados. No hay que pasarse en el horno porque pueden quedar duros.

Dejamos enfriar y servimos espolvoreados con azúcar glas.


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