Fardalejos





Se trata de una especie de empanada de hojaldre rellena de una crema con base de almendra que recuerda al mazapán, pero más ligera.




Ingredientes:




- 75 gr de azúcar
- La piel de 1 limón
- 3 huevos medianos
- 200 gr de almendra molida
- 50 gr de harina de trigo
- 2 láminas de hojaldre rectangulares
- Aceite en abundancia para freír
- Azúcar glas para espolvorear




Preparación




Empezamos rallando el limón, para lo que usamos un rallador fino. Tiene que quedar lo más menudo posible.

Añadimos la ralladura de limón al azúcar y mezclamos con los dedos, frotando bien para que ambos ingredientes queden bien unidos.

A continuación agregamos los huevos y batimos con unas varillas eléctricas durante unos cinco minutos, a velocidad media. Tenemos que conseguir que la mezcla se vuelva cremosa y que crezca en volumen. También cambiará de color volviéndose más blanquecina.

Una vez conseguido lo anterior incorporamos la almendra molida y la harina de trigo, esta última tamizada para evitar que se formen grumos. Mezclamos suavemente con ayuda de una lengua de silicona, haciendo movimientos envolventes de abajo hacia arriba, evitando perder el aire que hemos incorporado con las varillas.

Pasamos la mezcla resultante, que será cremosa y aireada, a una manga pastelera y la guardamos en la nevera durante unos minutos. Con el reposo espesa ligeramente, así que no sintáis la tentación de añadir más harina ni más almendra.

Mientras tanto extendemos las láminas de hojaldre sobre la mesa de trabajo, usando el papel vegetal en el que vienen envueltas como soporte. Las estiramos un poco con ayuda de un rodillo, procurando mantener su forma, y las cortamos en seis rectángulos cada una.

Pincelamos el contorno de cada porción de masa con un poco de agua y colocamos un poco de relleno en el centro. Doblamos la masa sobre sí misma, como si estuviéramos haciendo empanadillas, y presionamos los bordes suavemente para que queden bien adheridos.

Cortamos los bordes con un cortador de zigzag para dar a los fardalejos su forma característica. En caso de no disponer de este utensilio los podemos cerrar con un tenedor, presionando todo el borde con sus púas.

Calentamos abundante aceite en una sartén y freímos los fardalejos a temperatura media alta hasta que estén dorados, volteando cuando sea necesario.

Según van estando listos los pasamos a una fuente con papel absorbente para que escurran el exceso de aceite.

Una vez fritos todos los fardalejos, escurridos y atemperados, los espolvoreamos con azúcar glas.

Servimos.

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