Bollitos árabes



Si te apetece comer algo dulce sin complicarte la vida, apunta esta receta. Solo lleva un huevo, harina y leche y podrás preparar esta irresistible receta árabe en pocos minutos y sin horno




Ingredientes:




- 230 ml de leche
- 1 cucharada de azúcar
- 8 gr de levadura seca
- 1 huevo
- 8 gr de azúcar de vainilla
- Una pizca de sal
- 360 gr de harina
- 30 gr de mantequilla
- Azúcar glas






Preparación





Mezclamos en un bol la leche, el azúcar, la levadura, el huevo, el azúcar avainillado y una pizca de sal. Batimos con varillas eléctricas hasta que obtengamos una masa semilíquida y homogénea.

Ahora es el momento de agregar la harina a la masa. Lo hacemos poco a poco y sin dejar de batir, para evitar que se formen grumos. Veremos que se va formando una masa más compacta, pero suave. En este punto, espolvoreamos la masa con un poco más de harina y empezamos a amasarla con las manos dentro del bol, hasta que veamos que está compacta y no se pega ni al bol ni a las manos

Ahora tenemos que añadir algo de grasa a la masa, en este caso, mantequilla. Os aconsejamos que la hayamos tenido un rato fuera de la nevera, para que esté más maleable y sea más fácil integrarla. 

La añadimos troceada y volvemos a amasar con las manos hasta que la mantequilla esté bien integrada. Le damos forma de bola a la masa y la envolvemos en film, y la dejamos reposar unos 30 minutos. Pasado este tiempo, veremos que ha duplicado su tamaño por efecto de la levadura.

Retiramos el film que cubre la masa y amásala ligeramente, dándole una forma alargada. La dividimos en dos mitades y cortamos cada mitad en trozos más pequeños. Redondeamos las porciones de masa, las tapamos de nuevo con film y las dejamos reposar unos minutos.

Luego, las pasamos el rodillo por encima para darles una forma ovalada y, con la punta de un cuchillo de cocina, hacemos tres cortes profundos en la superficie. Los dejamos reposar de nuevo 15 minutos, tapados con un paño de algodón limpio.

Ponemos una sartén al fuego con abundante aceite y lo calentamos sin que llegue a humear.

Freímos los bollitos, por tandas, hasta que estén dorados por los dos lados. Luego, los retiramos del aceite y los dejamos escurrir sobre un plato cubierto con papel de cocina, para que este absorba el aceite sobrante. 

Aún calientes, los espolvoreamos con azúcar glas y ya podemos servirlos.

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