Crujientes por fuera y con un corazón lleno de rica yema, que se funde en la boca, estos pastelitos son una maravilla.
Ingredientes:
- 10 hojas de pasta filo
- 320 gr de azúcar
- 250 gr de agua
- 10 huevos
- mantequilla
- azúcar glas
Preparación
Llenamos un cazo de fondo grueso con el agua, agregamos el azúcar y dejamos cocer, a fuego lento, hasta que llegue a punto hebra. Dejamos reposar.
Cascamos los huevos, separando las claras de las yemas. Reservamos las claras para otra elaboración y colocamos las yemas en un colador.
Vertemos el almíbar a punto de hebra sobre las yemas, colocamos esta mezcla al fuego y removemos con una espátula, continuamente, hasta que espese y tenga textura de crema. Dejamos enfriar.
Cortamos una hoja de masa filo en cuatro partes, pincelamos las capas con la mantequilla derretida y vamos colocándolas una encima de otra.
Repartimos el relleno y formamos un paquetito doblando los dos extremos laterales hacia el centro. Pintamos la parte superior del pastelito con un poco más de mantequilla para que los extremos doblados no se abran. Formamos los otros paquetitos.
Colocamos los pastelitos en una fuente de horno forrada con papel vegetal y los hornéamos durante unos 15 minutos o hasta que la parte superior quede doradita.
Antes de servir, los espolvoreamos con un poco de azúcar glas.
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